Sin duda, la vida de este precioso barco ha sido agitada: los primeros documentos que lo mencionan son de 1792 cuando ya servía de prácticas a los futuros pilotos de barcos del Real Colegio de San Telmo (actual Colegio de Prácticas Número 1 y el Ateneo), una institución militar para huérfanos. En 1847 el colegio se clausura y la enseñanza de Náutica, barco incluido, pasa al Instituto Gaona, abierto un año antes. Pero la maqueta navegará de nuevo por la calle Compañía de 1858 a 1869 cuando vuelve a abrirse la Escuela Náutica de San Telmo durante esa década. Tras este intervalo regresa al Gaona y los alumnos lo utilizan hasta 1924, año en que se clausuran para siempre estos estudios.
Y fue casualidad, pero finalmente el San Telmo volvió a atracar en el Instituto Gaona el pasado 27 de mayo, día de San Felipe Neri (los filipenses fueron los primeros propietarios del Gaona, entonces una escuela de estudios). La empresa Quibla Restaura, que ya se encargó de la restauración del 98, repite lo mismo 17 años después, de la mano de Joaquín Gallego. «Ha consistido prácticamente en un mantenimiento, en reparar pequeños desperfectos», resume el historiador.
La restauración está casi lista y sólo falta por ensamblar el tercero de los palos (el de mesana) y terminar de colocar las jarcias, la intrincada red de cuerdas con nudos marineros.
En cuanto a las características del barco, se trata de una corbeta de pozo por el número de cañones –la escuela primitiva era militar– y porque estos están en la cubierta. Y aunque no se conservan los cañones, el investigador y maquetista Antonio Lara ha realizado uno a medida para la muestra.
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